Ordenando el lugar

Entró lentamente al despacho, el cual era lo suficientemente espacioso para que todas las cosas que tenia no estuvieran muy juntas. Su escritorio estaba enfrente de la puerta y era sencillo teniendo tres cajones donde guardaba cosas y la silla que se veía confortable; sobre el escritorio habían papeles dispersados y en la esquina izquierda tenía cinco velas puestas de tal forma que hacían un círculo y en la otra esquina había un lapicero y debajo de este unas 4 cartas del tarot. Había una ventana al lado izquierdo del escritorio la cual estaba la mayor parte del tiempo abierta permitiendo que entrara aire fresco. En una esquina había un pequeño macetero y al lado de este un papelero. Finalmente había un sillón al lado derecho de la puerta, sobre este había un motón de papeles y envoltorios.

Sonrió, cualquiera que entrara podía decirlo, aquello era un desastre y tenía que ordenar pronto o se metería en serios problemas, ya que así se le perdían la mayoría de las cosas. Camino rápidamente al sillón y des este recogió todos los papeles, los cuales fueron a parar inmediatamente al papelero. Luego se encamino a su escritorio y al ver los papeles regados sintió pereza pues la verdad no tenía ganas de revisar informes o firmar papeles, así que opto por lo sano y ordenando los papeles los guardo en el primer cajón dejando un pequeño sobre en el escritorio.

Suspiro, cuando ella quería podía ser bien desordenada pero por lo menos no era como otras veces. Se sentó y miro la habitación, tendría que colgar cuadros o algo pues las paredes completamente vacías no le agradaban mucho, luego abrió con sumo cuidado el sobre y pudo leer la carta.

Al parecer hay un nuevo capitán en el quinto escuadrón, creo que por respeto debo ir por lo menos darle felicitaciones…


Se levanta nuevamente, dejando la carta sobre la mesa y sale de la habitación no sin antes dejar cerrada la puerta.

Abrió la puerta y entro lentamente, vio su despacho que ahora estaba en mejores condiciones que hace un tiempo atrás. Junto la puerta detrás de si y avanzo directamente hasta su silla, en la cual se sentó. Dio un respiro profundo, hace tanto tiempo que no había estado con tanta gente a su alrededor, aunque no pareciere para ella cuatro personas pueden llegar a ser un motón, pues después de su familia adoptiva en la SS no acostumbraba a entablar conversaciones con los demás.

Abrió el primer cajón sacando de el una torre de papeles, tenía que firmarlo y quedaría libre para hacer lo que ella quisiese. Con este pensamiento empezó a revisar los papeles uno por uno y de vez en cuando daba un ligero suspiro. Aún no entendía de qué le serviría llenar los formularios o firmar permisos, sería una perdida de tiempo.

Abrió el segundo cajón y de este saco dos pelotitas envueltas en papel de color dorado, y mientras leía un informe lo desenvolvió dejando ver una pequeña esfera marrón. Se echo la esfera en la boca y la saboreo, eran endemoniadamente ricas, ella amaba el chocolate desde que lo descubrió por eso siempre guardaba un poco de él en su segundo cajón.